LA CREACIÓN DEL INSTANTE
(MEMORIAS)

OCHO

Montón de arena junto a los cantos rodados soportando estoico las barrabasadas del hijo más pequeño en el anochecer primaveral.

Junto a los chopos del abuelo, y entre olores de lavanda, la mente cansada busca acomodo en tantas promesas ya cumplidas.

Comida rápida, juntos, en Julián, serenando y animando tú mi mañana depresiva y lluviosa, cuando no podía escribir ni casi hablar, sólo murmurar asustado, quejumbroso y débil: rendido.

En el núcleo de la pasión por la igualdad, tan extendida, se encuentra siempre esa serpiente cascabel de la envidia que una y otra vez se levanta furiosa embistiendo con más saña contra los que más cercanos están.

Entre aulas, despachos y seminarios universitarios, y cruzando la jovialidad de los alumnos, camina el profesor tremendamente asustado, y disimulando, convencido de no saber nada y creyendo que en cualquier momento, en cualquier recoveco, todo su mundo, todo el mundo, intelectual y físico,  iba  a caer encima con estruendo, roto en mil pedazos.

¡Qué son estas ansias de totalidad que me consumen una y otra vez en circunstancias tan dispares como las de hacer compañía tranquila al pequeño campeón, comprar manzanas golden en el hipermercado semivacío, navegar con parsimonia en internet, montar en bicicleta campo a través con el amigo, llamar por el inmóvil al doctor en historia, leer a Borges gratamente sorprendido, o vibrar en el lecho conyugal!

Pasa por mi lado con la indiferencia de un perro callejero experimentado.

Silencio misterioso que parlotea imágenes interiores y renueva la lucha serena por una mejor vida.

Camina con el paso engañosamente cansino de quien vive pensando continuamente cómo mejorar esto, aquello y lo de más allá: el mundo a su alcance: todo.

Aquel hombrón de 40 años  se queda atónito ante la orden imperativa de un renacuajo mandón de cinco primaveras.

LA CREACIÓN DEL INSTANTE
(MEMORIAS)

LA CREACIÓN DEL INSTANTE (MEMORIAS)

LA CREACIÓN DEL INSTANTE (MEMORIAS) – Índice 1

(…)

Uno de mis nietos gemelos -11 meses tiene ya- se me quedó dormido en mis brazos a la vez que le mecía. Mientras lo acunaba pensé que también usted que me lee y yo tuvimos un día 11 meses. Pero me sorprendió darme cuenta que también mi padre me durmió en brazos más de una vez. Siempre pensamos que son las madres las que nos acunan y duermen pero -al menos para mi hoy- ha sido un descubrimiento saber que también mi padre lo hizo muchas veces. Han sido unos momentos únicos e inolvidables que no cambiaría por nada del mundo.