PRIMERA LECTURA
Él fue traspasado por nuestras rebeliones.
Lectura del libro de Isaías 52, 13-53, 12

Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho.

Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito.

¿Quién creyó nuestro anuncio?, ¿a quién se reveló el brazo del Señor?

Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.

Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado.

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.

Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron.

Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.

Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién se preocupará de su estirpe?

Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron.

Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano.

Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento.

Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.

Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre.

Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Palabra de Dios.

Sal 30
R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R.

R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos;
me ven por la calle, y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro inútil. R.

R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares;
líbrame de los enemigos que me persiguen. R.

R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor. R.

R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

SEGUNDA LECTURA
Aprendió a obedecer; y se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación.
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9

Hermanos:

Ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de la fe.

No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado. Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.

Cristo, en efecto, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presento oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial. Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que le obedecen, en autor de salvación eterna.

Palabra de Dios.

Versículo Cf. FLP 2, 8-9

Cristo se ha hecho por nosotros obediente
hasta la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo
y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre. R.

EVANGELIO
Pasión de nuestro Señor Jesucristo.


Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18, 1-19, 42

¿A quién buscáis? A Jesús, el Nazareno

Cronista:

En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando una cohorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:

+ «¿A quién buscáis?».

C. Le contestaron:

S. – «A Jesús, el Nazareno».

C. Les dijo Jesús:

+ «Yo soy».

C. Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:

+ «¿A quién buscáis?».

C. Ellos dijeron:

S. – «A Jesús, el Nazareno».

C. Jesús contestó:

+ «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos».

C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste».

Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:

+ «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?».

Llevaron a Jesús primero ante Anás

C. La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo».

Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada portera dijo entonces a Pedro:

S. – «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?».

C. Él dijo:

S. «No lo soy».

C. Los criados y los guardias hablan encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.

El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.

Jesús le contestó:

+ «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho».

C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:

S. «¿Así contestas al sumo sacerdote?».

C. Jesús respondió:

+ «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?».

C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.

¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy

C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:

S. «¿No eres tú también de sus discípulos?».

C. Él lo negó, diciendo:

S. «No lo soy».

C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:

S. «¿No te he visto yo en el huerto con él?».

C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.

Mi reino no es de este mundo

C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:

S. «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?».

C. Le contestaron:

S. «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos».

C. Pilato les dijo:

S. «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley».

C. Los judíos le dijeron:

S. «No estamos autorizados para dar muerte a nadie».

C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.

Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:

S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».

C. Jesús le contestó:

+ «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».

C. Pilato replicó:

S. «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».

C. Jesús le contestó:

+ «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».

C. Pilato le dijo:

S. «Entonces, ¿tú eres rey?».

C. Jesús le contestó:

+ «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

C. Pilato le dijo:

S. «Y, ¿qué es la verdad?».

C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:

S. – «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».

C. Volvieron a gritar:

S. «A ese no, a Barrabás».

C. El tal Barrabás era un bandido.

¡Salve, rey de los judíos!

C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:

S. «¡Salve, rey de los judíos!».

C. Y le daban bofetadas.

Pilato salió otra vez afuera y les dijo:

S. «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa».

C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:

S. – «He aquí al hombre».

C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:

S. «¡Crucifícalo, crucifícalo!».

C. Pilato les dijo:

S. «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él».

C. Los judíos le contestaron:

S. – «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha hecho Hijo de Dios».

C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más. Entró otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:

S. – «¿De dónde eres tú?».

C. Pero Jesús no le dio respuesta.

Y Pilato le dijo:

S. «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?».

C. Jesús le contestó:

+ «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor».

¡Fuera, fuera; crucifícalo!

C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:

S. – «Si sueltas a ese, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey está contra el César».

C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía.

Y dijo Pilato a los judíos:

S. «He aquí a vuestro rey».

C. Ellos gritaron:

S. «¡Fuera, fuera; crucifícalo!».

C. Pilato les dijo:

S. «¿A vuestro rey voy a crucificar?».

C. Contestaron los sumos sacerdotes:

S. «No tenemos más rey que al César».

C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.

Lo crucificaron, y con él a otros dos

C. Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos».

Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego.

Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:

S. «No escribas: «El rey de los judíos», sino: «Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos»».

C. Pilato les contestó:

S. – «Lo escrito, escrito está.»

Se repartieron mis ropas

C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:

S. «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».

C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica» Esto hicieron los soldados.

Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre

C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:

+ «Mujer, ahí tienes a tu hijo».

C. Luego, dijo al discípulo:

+ «Ahí tienes a tu madre».

C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Está cumplido

C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura dijo:

+ «Tengo sed».

C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:

+ «Está cumplido».

C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

Al punto salió sangre y agua

C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran, Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Envolvieron el cuerpo de Jesús en los lienzos con los aromas

C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.

Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Palabra del Señor.

PRIMERA LECTURA
Prescripciones sobre la cena pascual.
Lectura del libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:

«Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: «El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.

Será un animal sin defecto, macho, de un año, lo escogeréis entre los corderos o los cabritos.

Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas.

Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor.

Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.

La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto.

Este será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación como ley perpetua lo festejareis».

Palabra de Dios.

Sal 115
R. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R.

R. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

R. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

R. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

SEGUNDA LECTURA
Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 23-26

Hermanos:

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:

– «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía».

Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:

«Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía».

Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios.

Versículo Jn 13, 34

Os doy un mandamiento nuevo – dice el Señor -:
que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.

EVANGELIO
Los amó hasta el extremo.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 1-15

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

Estaban cenando, ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.

Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:

– «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?».

Jesús le replicó:

– «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde».

Pedro le dice:

– «No me lavaras los pies jamás».

Jesús le contestó:

– «Si no te lavo, no tienes parte conmigo».

Simón Pedro le dice:

– «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza».

Jesús le dice:

– «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos».

Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:

– «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».

Palabra del Señor

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Comunión espiritual Yo quisiera Señor recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió Vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos. Comunión espiritual Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma. Pero… Seguir leyendo COMUNIÓN ESPIRITUAL

Te adoro con devoción, Dios escondido

Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte. Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto, pero basta con el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios;… Seguir leyendo Te adoro con devoción, Dios escondido

The Bible – New Testament

Saint John

Chapter 13

1

1 2 3 Before the feast of Passover, Jesus knew that his hour had come to pass from this world to the Father. He loved his own in the world and he loved them to the end.

2

The devil had already induced 4 Judas, son of Simon the Iscariot, to hand him over. So, during supper,

3

fully aware that the Father had put everything into his power and that he had come from God and was returning to God,

4

he rose from supper and took off his outer garments. He took a towel and tied it around his waist.

5

5 Then he poured water into a basin and began to wash the disciples’ feet and dry them with the towel around his waist.

6

He came to Simon Peter, who said to him, «Master, are you going to wash my feet?»

7

Jesus answered and said to him, «What I am doing, you do not understand now, but you will understand later.»

8

Peter said to him, «You will never wash my feet.» Jesus answered him, «Unless I wash you, you will have no inheritance with me.»

9

Simon Peter said to him, «Master, then not only my feet, but my hands and head as well.»

10

Jesus said to him, «Whoever has bathed 6 has no need except to have his feet washed, for he is clean all over; so you are clean, but not all.»

11

For he knew who would betray him; for this reason, he said, «Not all of you are clean.»

12

So when he had washed their feet (and) put his garments back on and reclined at table again, he said to them, «Do you realize what I have done for you?

13

You call me ‘teacher’ and ‘master,’ and rightly so, for indeed I am.

14

If I, therefore, the master and teacher, have washed your feet, you ought to wash one another’s feet.

15

I have given you a model to follow, so that as I have done for you, you should also do.

16

Amen, amen, I say to you, no slave is greater than his master nor any messenger 7 greater than the one who sent him.

17

If you understand this, blessed are you if you do it.

18

I am not speaking of all of you. I know those whom I have chosen. But so that the scripture might be fulfilled, ‘The one who ate my food has raised his heel against me.’

19

From now on I am telling you before it happens, so that when it happens you may believe that I AM.

20

Amen, amen, I say to you, whoever receives the one I send receives me, and whoever receives me receives the one who sent me.»

21

When he had said this, Jesus was deeply troubled and testified, «Amen, amen, I say to you, one of you will betray me.»

22

The disciples looked at one another, at a loss as to whom he meant.

23

One of his disciples, the one whom Jesus loved, 8 was reclining at Jesus’ side.

24

So Simon Peter nodded to him to find out whom he meant.

25

He leaned back against Jesus’ chest and said to him, «Master, who is it?»

26

Jesus answered, «It is the one to whom I hand the morsel 9 after I have dipped it.» So he dipped the morsel and (took it and) handed it to Judas, son of Simon the Iscariot.

27

After he took the morsel, Satan entered him. So Jesus said to him, «What you are going to do, do quickly.»

28

(Now) none of those reclining at table realized why he said this to him.

29

Some thought that since Judas kept the money bag, Jesus had told him, «Buy what we need for the feast,» or to give something to the poor.

30

So he took the morsel and left at once. And it was night.

31

10 11 When he had left, Jesus said, «Now is the Son of Man glorified, and God is glorified in him.

32

(If God is glorified in him,) God will also glorify him in himself, and he will glorify him at once.

33

My children, I will be with you only a little while longer. You will look for me, and as I told the Jews, ‘Where I go you cannot come,’ so now I say it to you.

34

I give you a new commandment: 12 love one another. As I have loved you, so you also should love one another.

35

This is how all will know that you are my disciples, if you have love for one another.»

36

Simon Peter said to him, «Master, where are you going?» Jesus answered (him), «Where I am going, you cannot follow me now, though you will follow later.»

37

Peter said to him, «Master, why can’t I follow you now? I will lay down my life for you.»

38

Jesus answered, «Will you lay down your life for me? Amen, amen, I say to you, the cock will not crow before you deny me three times.»

.

1 [⇒ 13:1-⇒ 19:42] The Book of Glory. There is a major break here; the word «sign» is used again only in ⇒ John 20:30. In this phase of Jesus’ return to the Father, the discourses (John 13-17) precede the traditional narrative of the passion (John 18-20) to interpret them for the Christian reader. This is the only extended example of esoteric teaching of disciples in John.
2 [1-20] Washing of the disciples’ feet. This episode occurs in John at the place of the narration of the institution of the Eucharist in the synoptics. It may be a dramatization of ⇒ Luke 22:27 – «I am your servant.» It is presented as a «model» («pattern») of the crucifixion. It symbolizes cleansing from sin by sacrificial death.
3 [1] Before the feast of Passover: this would be Thursday evening, before the day of preparation; in the synoptics, the Last Supper is a Passover meal taking place, in John’s chronology, on Friday evening. To the end: or, «completely.»
4 [2] Induced: literally, «The devil put into the heart that Judas should hand him over.»
5 [5] The act of washing another’s feet was one that could not be required of the lowliest Jewish slave. It is an allusion to the humiliating death of the crucifixion.
6 [10] Bathed: many have suggested that this passage is a symbolic reference to baptism. The Greek root involved is used in baptismal contexts in ⇒ 1 Cor 6:11; ⇒ Eph 5:26; ⇒ Titus 3:5; ⇒ Hebrews 10:22.
7 [16] Messenger: the Greek has apostolos, the only occurrence of the term in John. It is not used in the technical sense here.
8 [23] The one whom Jesus loved: also mentioned in ⇒ John 19:26; ⇒ 20:2; ⇒ 21:7. A disciple, called «another disciple» or «the other disciple,» is mentioned in ⇒ John 18:15 and ⇒ John 20:2; in the latter reference he is identified with the disciple whom Jesus loved. There is also an unnamed disciple in ⇒ John 1:35-40; see the note on ⇒ John 1:37.
9 [26] Morsel: probably the bitter herb dipped in salt water.
10 [⇒ 13:31-⇒ 17:26] Two farewell discourses and a prayer. These seem to be Johannine compositions, including sayings of Jesus at the Last Supper and on other occasions, modeled on similar farewell discourses in Greek literature and the Old Testament (of Moses, Joshua, David).
11 [31-38] Introduction: departure and return. Terms of coming and going predominate. These verses form an introduction to the last discourse of Jesus, which extends through John 14-17. In it John has collected Jesus’ words to his own (⇒ John 13:1). There are indications that several speeches have been fused together, e.g., in ⇒ John 14:31 and ⇒ John 17:1.
12 [34] I give you a new commandment: this puts Jesus on a par with Yahweh. The commandment itself is not new; cf ⇒ Lev 19:18 and the note there.

PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS. CAPITULO 11

Capítulo 11 1 Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo. 2 Los felicito porque siempre se acuerdan de mí y guardan las tradiciones tal como yo se las he transmitido. 3 Sin embargo, quiero que sepan esto: Cristo es la cabeza del hombre; la cabeza de la mujer es el hombre… Seguir leyendo PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS. CAPITULO 11

Apocalipsis – Capítulo 1

 APOCALIPSIS Capítulo 1 1 Revelación de Jesucristo, que le fue confiada por Dios para enseñar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto. El envió a su Angel para transmitírsela a su servidor Juan. 2 Este atestigua que todo lo que vio es Palabra de Dios y testimonio de Jesucristo. 3 Feliz el que… Seguir leyendo Apocalipsis – Capítulo 1

The Bible – Old Testament

Isaiah

Isaiah

Chapter 61

1

1 The spirit of the Lord GOD is upon me, because the LORD has anointed me; He has sent me to bring glad tidings to the lowly, to heal the brokenhearted, To proclaim liberty to the captives and release to the prisoners,

2

To announce a year of favor from the LORD and a day of vindication by our God, to comfort all who mourn;

3

To place on those who mourn in Zion a diadem instead of ashes, To give them oil of gladness in place of mourning, a glorious mantle instead of a listless spirit. They will be called oaks of justice, planted by the LORD to show his glory.

4

They shall rebuild the ancient ruins, the former wastes they shall raise up And restore the ruined cities, desolate now for generations.

5

Strangers shall stand ready to pasture your flocks, foreigners shall be your farmers and vinedressers.

6

You yourselves shall be named priests of the LORD, ministers of our God you shall be called. You shall eat the wealth of the nations and boast of riches from them.

7

Since their shame was double and disgrace and spittle were their portion, They shall have a double inheritance in their land, everlasting joy shall be theirs.

8

For I, the LORD, love what is right, I hate robbery and injustice; I will give them their recompense faithfully, a lasting covenant I will make with them.

9

Their descendants shall be renowned among the nations, and their offspring among the peoples; All who see them shall acknowledge them as a race the LORD has blessed.

10

I rejoice heartily in the LORD, in my God is the joy of my soul; For he has clothed me with a robe of salvation, and wrapped me in a mantle of justice, Like a bridegroom adorned with a diadem, like a bride bedecked with her jewels.

11

As the earth brings forth its plants, and a garden makes its growth spring up, So will the Lord GOD make justice and praise spring up before all the nations.

Amanecer-2-X

1 [1-2] This was spoken by the prophet in regard to the restoration of Zion, but quoted by Christ as referring to his mission; cf ⇒ Luke 4:18, ⇒ 19. Year of favor . . . day of vindication: the time of God’s salvation.

Amanecer-2-X

Amanecer-2-X